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¿Comer mal para ganar?

Image WESLEY MERRITT (DEBUT ART)

Por: DAMIAN HALL

La historia de la nutrición deportiva (y del doping) desde Ramses II

No siempre se trató de glucosa y electrolitos. Hasta que la ciencia irrumpió en escena, la historia de la nutrición deportiva se basaba en ingredientes como el vino, el opio, pizcas de estrictina…y más vino

Probablemente la carrera más antigua documentada sea la coronación de Ramsés II en 1279 a.C. en el antiguo Egipto. Como parte de la ceremonia, el que iba a ser faraón tenía que correr solo frente a una gran multitud para demostrar su proeza y su valía para ocupar el trono, relata Thor Gotaas en su libro Running: A Global History. Ante tal presión no se servía de las actuales bebidas isotónicas azucaradas, los geles de caramelo salado ni los chupitos de remolacha para mejorar su rendimiento, sino que recurría a “tónicos enriquecidos”. Es decir, al vino.

Ramsés II tuvo que repetir esta carrera treinta años después y, posteriormente, cada pocos años para confirmar que todavía era merecedor del cargo. En aquel entonces no se consideraba conveniente tener un rey débil, y con esta ceremonia se renovaban sus poderes. De hecho, el faraón repitió esta prueba hasta cumplir los 90 años. Podemos hacernos una idea del temblor de sus zancadas.

Aunque la ciencia del deporte tal como la conocemos actualmente es algo reciente, el deporte organizado es un concepto que viene de largo, incluso lo vemos representado en las pinturas rupestres. Conocer de qué se alimentaban los atletas antes de que la ciencia irrumpiera en escena puede resultar una lectura entretenida.

Allá donde fueres…

La relación entre las carreras y el alcohol es casi tan antigua como el propio deporte. “La historia de Ramsés II bebiendo tónicos enriquecidos tiene que ver con las propiedades medicinales del alcohol para aliviar la fatiga o el dolor”, afirma la doctora Vanessa Heggie, historiadora de medicina en la Universidad de Birmingham y autora de A History of British Sports Medicine.

La historia de la nutrición deportiva y el doping

Ramses II tenía que demostrar que era digno de liderar a su pueblo corriendo delante de él. Su alimento preferido para hacer deporte era el vino.WESLEY MERRRITT (DEBUT ART)

Al legendario luchador griego Milón de Crotona, ganador de cinco títulos olímpicos consecutivos (532-516 a. C.) y capaz de cargar un buey entre sus hombros, no le preocupaba demasiado el agotamiento. Al parecer se alimentaba diariamente de 9kg de carne, 9kg de pan y 10 litros de vino.

Con el fin de mejorar su rendimiento, los atletas griegos se atiborraban de carne y experimentaban con varios medicamentos a base de plantas. “También bebían pociones de vino, utilizaban alucinógenos y comían corazones de animales y testículos [crudos] en busca de fuerza”, apunta la periodista deportiva Sally Jenkins. Claramente, lo del dopaje se remonta tiempo atrás. Hay que tener en cuenta que los antiguos atletas olímpicos eran profesionales que competían por premios en efectivo, no solo por coronas de olivo, por lo que se buscaba sacar ventaja como fuera. “Para ellos era totalmente aceptable la mayor parte de las prácticas que hoy en día se considerarían ilícitas, salvo amañar el resultado”, afirma Jenkins. Los cuadrigueros incluso daban aguamiel a sus corceles, una bebida alcohólica preparada con miel, para que corrieran más rápido.

El menú diario de un atleta clásico era un poco más equilibrado. Los gladiadores romanos seguían una alimentación mayormente vegetariana a base de trigo, cebada y legumbres, con pocos lácteos, tal como apuntan los análisis óseos. Pero justo cuando parece que nos encontremos ante el muro de Instagram de un corredor vegano moderno, los textos históricos afirman que los gladiadores también consumían varios alucinógenos y estimulantes como la estricnina –letal en grandes dosis– para sobrellevar el cansancio y aumentar la intensidad de los combates. Además, debido al uso generalizado de semillas de amapola en el pan durante la antigua Grecia y Roma, “los atletas posiblemente tuvieran cantidades notables de morfina en la sangre”, apunta la doctora Else Marie Bartels.

Historia del dopaje y la nutrición

El luchador griego Milón de Crotona solía cargar un buey a sus espaldas para alardear

Lamentablemente, entre el ocaso de la época romana y comienzos del siglo XIX apenas hay información sobre las prácticas alimentarias de los atletas, si bien el tema vuelve a tomar un cariz interesante en la época victoriana con el auge del pedestrianismo. Estas descomunales caminatas fueron las precursoras de la marcha atlética y las carreras de ultramaratón y se volvieron muy populares en Gran Bretaña y EEUU en las décadas de los 70 y 80 del siglo XIX. De hecho, las carreras también recibían el nombre de wobbles (‘tambaleos’), debido al uso generalizado de alcohol, tónicos y otros estimulantes y fármacos.

“Las inyecciones de estricnina, las tinturas de cocaína y los tragos de alcohol eran remedios habituales para tratar los dolores, las molestias y el cansancio”, afirma la doctora Heggie, “por lo que si un atleta experimentaba estos síntomas durante el ejercicio, podía tomar el medicamento para curarse como haría cualquier otra persona. La idea de que algunas drogas nos hacen sobrepasar los límites físicos naturales y su uso, por tanto, es injusto no caló en el deporte hasta el siglo XX”.

Hojas de coca y champán

La mayoría de la gente consideraba que era normal consumir alcohol por motivos de salud y para reponer fuerzas. “El alcohol se consumía con regularidad [en el deporte], sobre todo el brandy y el champán”, agrega la experta de la Universidad de Birmingham.

Algunos participantes lo que buscaban, en definitiva, era sacar ventaja. En 1876, el famoso caminante estadounidense Edward Payson Weston retó al británico William Perkins a realizar una caminata de 185 km en 24 horas, la cual completó mascando hojas de coca. Aunque las hojas de coca son menos potentes que la cocaína pura, siguen siendo un estimulante, por lo que su actuación generó controversia. Otro caminante, Abraham Wood, utilizaba láudano para mantenerse despierto las 24 horas mientras competía contra un célebre andarín: el capitán Barclay. Otro de los estimulantes favoritos de Weston, pues lo consideraba más eficaz que las hojas de coca, era el extracto de carne de Liebig, que en 1908 se popularizó con el nombre de Oxo.

Como ocurre con las carreras de ultramaratón contemporáneas, en el siglo XIX también era común seguir dietas novedosas, si bien estas eran muy diferentes de las actuales: el capitán Barclay se alimentaba casi exclusivamente de carne, algo de pan o galletas y bebía dos pintas y media de cerveza al día.

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En la primera maratón de Boston los entrenadores ’perseguían’ a sus corredores para darles chupitos de whisky, brandy o combinados especiales.

La invención de la bicicleta y de las carreras ciclistas desbancó al pedestrianismo, pero al atraer la atención de más espectadores y ofrecer premios aún mayores, también aumentó el nivel de exigencia que se esperaba de los participantes. Entonces se popularizó la nitroglicerina, una droga utilizada para estimular el corazón después de un ataque cardíaco y que, por tanto, se pensó que mejoraba la capacidad respiratoria de los ciclistas. El problema era que estos sufrían alucinaciones con regularidad: el campeón estadounidense Major Taylor se negó a seguir compitiendo en la carrera de Nueva York porque decía temer por su seguridad, ya que un hombre le perseguía con un cuchillo en la mano.

En la época de la primera maratón de Boston (1897), beber agua seguía siendo una práctica poco habitual entre los corredores. “Los entrenadores desaconsejaban su consumo excesivo durante el entrenamiento, y a menudo lo prohibían durante las competiciones porque consideraban que disminuía el rendimiento”, apunta la doctora Heggie. En lugar de los puestos de socorro, los entrenadores, montados en bicicletas o en coches, seguían a los quince corredores y les proporcionaban chupitos de whisky, brandy o combinados especiales.

Espíritu olímpico

La maratón de las Olimpiadas de San Luis (1904) fue un momento clave para la ciencia del deporte. Con una temperatura de 32º C, la ruta solo disponía de dos puestos de hidratación. Tras recorrer 28,9 km, el líder de la carrera, Thomas Hicks, pidió agua. En su lugar, recibió una esponja empapada en agua, eso sí, junto con una clara de huevo. Unos kilómetros después, cuando estaba a punto de desplomarse, le dieron dos huevos, un trago de brandy y una dosis de estricnina. A 2 km de llegar por el empinado tramo final, recibió otros dos huevos y otros dos chupitos más de brandy. Finalmente ganó la carrera, pero su falta de estabilidad y coherencia no le permitieron recoger la medalla.

“El impactante estado físico en el que llegaban los corredores de la maratón de las Olimpiadas de 1904 hizo que los organizadores de los Juegos de Londres de 1908 establecieran normas más rigurosas y puestos de socorro”, señala la doctora Heggie. Con todo, la maratón londinense fue un drama. Solo 27 de los 55 corredores llegaron a la meta. La temperatura era de 35º C y ese año el recorrido se había ampliado más de 1,5km, y quedó fijada para siempre la distancia en 42km y 195m.

El favorito era el canadiense Tom Longboat, quien acababa de batir el récord en la maratón de Boston. Después de haber recorrido 27,2 km en segundo lugar, Longboat se encontraba exhausto y deshidratado por el aplastante calor, por lo que decidió ralentizar la marcha y tomar champán para reponer fuerzas, pero acabó desplomándose. En el kilómetro 38,4, el corredor sudafricano Charles Hefferon llevaba una ventaja de cuatro minutos, por lo que ya parecía acariciar el oro. Pero entonces decidió parar también para tomar champán, lo que según él le costó la carrera. El dolor de estómago hizo que tuviera que ir más despacio y dos corredores le adelantaron. En la línea de meta, 80.000 espectadores, entre los que se encontraba Sir Arthur Conan Doyle, esperaban a un “exultante vencedor”.

Breve (y pintoresca) historia de la nutrición deportiva

  • 532-516 a.C: El luchador griego Milón de Crotona come 9 kilos de carne y bebe 10 litros de vino al día. Otros prefieren tomar corazones de animales o testítículos crudos en busca de fuerza.
  • 100d.C: Los cuadrigueros ’emborrachan’ con aguamiel a sus corceles para que corran más rápido.
  • 1800: Los ciclistas toman hojas de coca con vino
  • 1870-1880: Los caminantes recurren al alcohol, las hojas de coca y la estrictina para poder resistir.
  • 1897: En la primera maratón de Boston se sirve alcohol.
  • 1904: Hicks gana la maratón olímpica, pero, ebrio de brandy y estrictina, no recoge la medalla.
  • 1928: La IAAF crea las primeras normas antidopaje
  • 1965: Nacen en Florida las bebidas isotónicas
  • 1968: Descalifican a Hans-Gunnar Liljenwall en los JJOO por beber dos cervezas.

En su lugar vieron llegar, en palabras de Doyle, a “un hombrecillo con pantalones rojos”. Se trataba del pastelero italiano Dorando Pietri. “Pude ver su cara demacrada y amarillenta, sus ojos vidriosos e inexpresivos, el oscuro y lacio pelo pegado a la frente “, narró Doyle en el Daily Mail. En los últimos 400 metros, Pietri se desplomó cinco veces, corría en la dirección opuesta y fue reanimado por los médicos. Finalmente, tuvo que ser escoltado a la meta por uno de ellos, pues temían por su vida, lo que le costó la descalificación. Algunos achacan los dolores de Pietri a que iba borracho; otros, a la intoxicación por la estricnina.

En otras partes del mundo, Albert Corey atribuyó su victoria en la maratón de Chicago de 1908 al consumo regular de champán, y en las Olimpiadas de París de 1924 todavía se creía que el vino era mejor que el agua para combatir la deshidratación, por lo que los puestos de socorro estaban debidamente provistos de vasos de vino. No obstante, algunas cosas empezaron a cambiar. En los años 20, los atletas empezaron a dejar de consumir heroína y cocaína como complementos para mejorar el rendimiento, ya que en aquel entonces estos productos solo se podían obtener bajo prescripción médica.

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En los Juegos Olímpicos de París de 1924 se consideraba que la mejor manera de evitar la deshidratación era tomar vino y no agua. Los franceses, encantados, ¡cómo no!

Y en 1928 la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (la IAAF, ahora World Athletics) creó las primeras normas antidopaje, pero fue en los años 20 cuando la medicina deportiva empezó a consolidarse realmente como disciplina. Hubo algunos descubrimientos previos de gran utilidad; entre ellos, un avance científico clave a finales del siglo XIX. “Un descubrimiento tan elemental como que los carbohidratos eran la principal fuente de energía del cuerpo fue muy importante”, afirma la doctora Heggie.

Y nació el Gatorade

En los años 30 se llevaron a cabo importantes investigaciones sobre la metabolización de los hidratos de carbono y la grasa, que condujeron a lo que hoy sabemos sobre la glucosa y el glucógeno. Las teorías sobre la hidratación también evolucionaron. En los años 50, la actitud con respecto al consumo de agua para hidratar se empezaba a cambiar.

En 1965, un entrenador de los Florida Gators preguntó al científico e investigador doctor Robert Cade por qué sus jugadores languidecían con el calor. Tras analizar la situación, Cade creó un brebaje con agua, sodio, azúcar, potasio y fosfato. Los jugadores se quejaron de que “sabía a podrido” y fue entonces cuando su mujer sugirió añadirle limonada al combinado. Gracias a esta nueva bebida, la suerte de los Gators cambió y, en 1967, ganaron la Orange Bowl por primera vez. Pronto comenzaron a llover los pedidos de Gatorade.

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La suerte de los Florida Gators, un equipo de fútbol estadounidense, cambió cuando un grupo de investigadores inventó una bebida que mejoraba su hidratación. Así nació Gatorade.

Otro momento importante en la nutrición deportiva fue en 1983, cuando el corredor olímpico canadiense Brian Maxwell se retiró de una maratón debido a un bajón de azúcar. Él y su mujer, Jennifer, especialista en nutrición y corredora, trabajaron tres años en un producto que pasó a ser conocido como PowerBar. Una década después, se comenzarían a producir pequeñas dosis de carbohidratos semilíquidos y viscosos que hoy conocemos como ‘geles energéticos’.

La nutrición deportiva ha evolucionado mucho, pero para aquellos que de vez en cuando se lamenten de no vivir en una era tan divertida en la que la cerveza era esencial en la dieta de un deportista y donde los puestos de socorro ofrecían champán, hay muchas carreras que evocan este espíritu, como la maratón de Médoc, en Burdeos (Francia).

Eso sí, no hay que olvidar lo que le ocurrió al sueco Hans-Gunnar Liljenwall, quien en 1968 se convirtió en el primer competidor en ser descalificado en unos Juegos Olímpicos por dopaje y se le retiró la medalla de bronce conseguida en la Olimpiada de México por haber dado positivo en alcohol. Según afirmó, había tomado dos cervezas para calmar los nervios durante el tiro con pistola. Para Hans-Gunnar ya es muy tarde, pero a quienes les gusten las maratones con brindis están de enhorabuena, porque el alcohol ya no se encuentra en la lista de sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje. ¡Salud!

Fuente: / Source: www.runnersworld.com

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